Las acaloradas callecitas de Buenos Aires

 

Las acaloradas callecitas de Buenos Aires
Desde Buenos Aires

Por Manuel Gross Osses

La primavera ha caído con inusitados calores en esta ciudad tan emblemática desde las perspectivas cultural y turística. Pasadas ya las fiestas del Día de la Primavera, cuando todo el mundo sale a celebrar al aire libre llenando las plazas, parques y campos cercanos a la ciudad de muchedumbres que gozan desde su simple picnic y su mate hasta los grupos que preparan un buen asado.
 
Hoy día, los preparativos son para el Día de la Madre, que por la forma de anunciarlo por todos los medios, no se tratará solamente de una prosaica visita a un shopping para comprar cualquier bagatela a "la viejita", sino que una fiesta de verdad, celebrada colectivamente en montón de eventos culturales y artísticos.  Y bueno… aquí nada se hace en silencio, viste?.
 
Curiosamente, parece que la actividad política, en esta pasada, no tiene la espectacularidad de anteriores ocasiones. Faltando apenas diez días para las elecciones nacionales y provinciales, es sorprendente la poca cantidad de carteles y lienzos callejeros que es posible ver en el centro. Tampoco foros o debates callejeros.
 
Y en la televisión, unos pocos programas muy académicos, con unos candidatos que son todo un ejemplo a la buena educación política y general. Unos verdaderos caballeritos y unas verdaderas damas. (A propósito de la tele, a la Bolocco no le fue muy bien en la visita que hizo al programa de Maradona).
 
En relación con Buenos Aires, siempre es interesante mencionar el tema del turismo. Es cierto que hay enormes diferencias de tamaño y de experiencia acumulada, pero en comparación con Villarrica, hay un mundo de distancia en lo que concierne a la calidad del trato que se le da al turista.
 
Desde las instituciones gubernamentales que efectivamente funcionan en cada ciudad y cada pueblo de cada provincia, con abundancia de recursos visibles en la cantidad y tamaño de las oficinas de atención, hasta el buen comportamiento de todas las personas que están en contacto con los visitantes nacionales y extranjeros.
 
Aquí es importante destacar que el enorme atractivo de esta gran ciudad no está en su patrimonio natural, porque salvo sus bellos parques, el "conurbano", como le llaman aquí, es sólo una gigantesca selva de cemento, ajetreada, febril, con problemas de delincuencia callejera y de extracción de los residuos domiciliarios.
 
El atractivo es otro, no es el paisaje geográfico sino que el paisaje humano. Es la gente con su identidad cultural, con su forma de hablar, con el mate y el tango presente por doquier, con el orgullo con que muestran cada elemento de su ciudad. De verdad, todo lo que hacen lo hacen bien. Por este lado podríamos comenzar a aprender.
 
 
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